martes, 30 de marzo de 2010

CAMINOS PARA LA LIBERTAD (Anselm Grün)


“Abrir nuestra maleta, dejar escapar los papeles donde están escritas las líneas de nuestra vida y dejar que del resto se encargue el Señor…”

El libro de Anselm Grün nos da líneas para lograr la tan ansiada libertad interior, aquella que todas anhelamos, pero que pocas alcanzamos.

El primer paso para lograr la libertad es sentirnos hijos e hijas de Dios, darme cuenta que no le pertenezco a nadie y que nadie me pertenece. “El ser humano pertenece a Dios, porque es hijo e hija de Dios, y porque es imagen de Dios. El hecho de ser imagen de Dios libera al hombre de todo poder humano.”

Somos seres humanos creados libres, nacimos para vivir en plena libertad y prueba de eso es nuestra propia vida, que es don gratuito de Dios, por lo tanto ella no es comprada, no tenemos a quien exigirle el cambio o la devolución de nuestro dinero si sale imperfecta, como es gratuita no exige derechos sobre ella, sino retribución y con ello el compromiso de ser bien vivida.

Pero, la libertad del ser humano es a veces mal entendida y la tomamos como el hecho que podemos hacer todo sin importarnos los demás, en aras de la libertad invadimos naciones y provocamos muerte, y otras tantas actitudes que no son más que caricaturas de la libertad, como reza un slogan por allí: “mors tua, vita mea” (Tu muerte es mi vida), y nos quedamos en la superficialidad de lo que encierra en sí la verdadera libertad. Anselm Grün, por medio de las Sagradas Escrituras y de algunos pensadores griegos y padres de la Iglesia muestra que; a través de los años la actitud de libertad ha perdido su real dimensión, y nos encamina para hallar nuevamente lo que por siglos fue tan valioso para la humanidad.

La pieza clave para encontrar la verdadera libertad es la Vida Espiritual, ella como un ejercicio constante de vida interior, del silencio que Dios necesita para comunicarse con nosotras, de elaborar una morada sólo y exclusivamente para Él en nuestro corazón. Sólo encontrando y conquistando ese espacio podremos tornarnos seres humanos libres viviendo con otros seres humanos en armonía. “Es una persona libre. Ella no depende de las opiniones de otros. Ella descansa en si misma. Es libre en su pensar y su sentir. Está en contacto con la realidad. Cuando se encuentra con alguien se da integralmente en el encuentro. Es libre para dedicarse enteramente y de modo individual a una u otra persona. Es libre de cálculos, de lo que las otras personas puedan pensar de ella. Es libre porque el Espíritu de Dios la caracteriza, porque tiene en Dios su fundamento y por eso no necesita constantemente tomar en cuenta la reacción de otros.”

Entonces, arriesguemos a mirar para adentro de nosotras…

Jessica Díaz Castro
Novicia-SMR

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